¿Nunca os habéis fijado en las bonitas geometrías que suelen tener marcadas los envases de plástico de pizzas refrigeradas? Supongo que el motivo de estos ornamentos en el plato de plástico que sirve de envase, es evitar que la pizza se adhiera al mismo, pero tales singulares motivos pueden tener una una curiosa utilidad que por supuesto en este blog hemos aprovechado….
¿Qué tal si hacemos pizzas de yeso o de cemento?
Que nadie piense que estás pizzas servirán para comérselas, su función es únicamente decorativa pero una vez terminadas, de lo bonitas que se verán, creo que nadie adivinará de dónde han salido… Así que vamos al lío. Yo he usado cemento blanco que tenía por casa pero serviría también yeso o cemento normal que luego podréis pintar. Tras mezclar el polvo de yeso o cemento con el agua indicada por el fabricante, obtenemos una pasta que deberemos mezclar muy bien para que no queden grumos.
Posteriormente, vertemos la pasta en los envases de pizza y los dejamos en una superficie completamente horizontal para que se sequen. Mi previsión era colgar en la pared una de las pizzas, así que tras verter el cemento en el molde, puse un pequeño gancho, que en realidad es un clip de papel cortado por la mitad… ¡Ya veis que todo tiene un doble utilidad! Al secarse el cemento el gancho quedó completamente fijado a la pizza.
El resultado final de la pizza grande es ese rosetón que veis en las fotos de arriba y en la imagen de la cabecera. Pintados los rayos sobre el fondo blanco, creo que también quedaría bien pero de momento lo he dejado así.
Para la pizza pequeña he buscado otra utilidad. Hace tiempo que una nueva distribución de los muebles me obligó a modificar el punto de luz, para hacer coincidir la lámpara sobre la mesa del comedor. La solución adoptada es la que veis en la imagen de la izquierda; simplemente dejar el cable conectado en su posición original y colocar un nuevo gancho en la posición deseada, del que cuelga la lámpara.
Pero había algo en esta nueva posición que no me acababa de gustar, la veía demasiado forzada, y qué mejor que colocar una moldura, la pizza pequeña, centrada sobre el nuevo punto de luz para solucionarlo.
Manos a la obra, lo primero fue realizar un agujero con el taladro en el centro de la pizza o moldura y colocar sobre su parte de atrás adhesivo de montaje, para después colocarlo sobre la pared. El adhesivo de montaje tiene un agarre inmediato además de una extraordinaria resistencia que suele rondar los 50 kg/cm2. Es un material que no debería faltar en ningún hogar y con el que podemos fijar muchísimos elementos, siempre y cuando uno de ellos sea poroso.
Una vez adherida la moldura al techo colocamos un gancho y fijamos el cable con unas bridas para asegurar que éste no caiga.
Y el resultado final tras tapar el gancho con un embellecedor, es un punto de luz enmarcado, una posición a propósito y ya no forzada para la lámpara que se sitúa encima de la mesa del comedor.
¿Os animáis a realizar una pizza de yeso?